La tradición de las Puertas Santas
La tradición de abrir las Puertas Santas durante los años jubilares especiales se remonta a 1423. El Papa Martín V inició esta práctica en San Juan de Letrán. Desde entonces, la costumbre se ha extendido a las cuatro basílicas mayores de Roma. La Puerta Santa de cada basílica está sellada por dentro y sólo se abre durante los años jubilares por el Papa, marcando el comienzo de un Año Santo.
Entre los hitos clave figuran la decisión del Papa Bonifacio VIII en 1300 de celebrar Jubileos cada 25 años y la introducción de indulgencias* para quienes cruzaran las Puertas Santas. Con el tiempo, las puertas se han convertido en poderosos símbolos de perdón y renovación, lo que las ha convertido en una parte central de la tradición jubilar.
Una indulgencia es una remisión de la pena temporal debida al pecado, concedida por la Iglesia Católica. Nota: las indulgencias no perdonan los pecados, ya que esa es la función del Sacramento de la Reconciliación. En cambio, reducen el castigo temporal asociado a los pecados ya perdonados.*